Una noche antes, el astronauta Cabello estuvo postrado en una mesa de coser bordando la frase “¿te casarías conmigo?” en la bandera que pondría en la luna. Era un romántico.
Pero el día de la expedición, las circunstancias se pusieron en su contra y pasó todo el día en el baño.
Su reemplazo fue un tal Neil, de quien sospecha lo envenenó para quitarle el puesto.
Lo importante es que el momento que abrió un hito en el campo de la tecnología fue televisado.
Su novia estaba viendo la transmisión tal y como él se lo había pedido.
Ella creía verlo a él y esperaba encontrar el mensaje en la bandera, pero aunque miró detenidamente no encontró nada.
Él nunca le explicó que la bandera que está en la luna no es la que él quería.
Su mensaje bordado quedó en la nada y ella nunca se casó con él.