Hubo un tiempo en que la industria de canciones para niños se vio en peligro. Ocurrió cuando el décimo elefante de la conocida canción se negó a columpiarse sobre la tela de una araña. Su decisión fue rotunda: le daba miedo hacerlo y al fin y al cabo no tenía ninguna obligación de realizar tan peligrosa hazaña.
Los productores musicales trataron de negociar con él. Pero al igual que el elefante, otros personajes también tomaron conciencia del caso hasta poner el tema en boca de toda la gente del medio.
La gallina Turuleca, por ejemplo, denunció que no la dejaban poner la cantidad de huevos que ella quería. «Pobrecita», decían algunos, «déjenla que ponga diez». El gato malvado, por otro lado, protestó porque él en realidad era vegetariano y no se comería nunca al pericotito gracioso y chiquito. Estaban manchando su reputación.
En las casas de familia ya empezaban a notarse los efectos de la protesta. Los padres se quejaban de que sus hijos no se dormían si la canción solo llegaba hasta el noveno elefante, y no hacían las tareas si el señor del arroz con leche ya no se quería casar.
Fue uno de esos niños, que no tomaba la sopa sin la canción de los elefantes, quien llegó con una solución. Convocó a los involucrados a una asamblea y les propuso un trato.
En esa época eran los hombres quienes cantaban las canciones infantiles, y era probable que los personajes se asustaran cada vez que sus voces gruesas desafinaban o marcaban tonos desagradables. Además todo sonaba serio y así no se podía trabajar.
Lo que el niño propuso entonces fue muy fácil: desde ahora solo las mujeres —y hombres con voces melodiosas— podrán cantar las canciones que los arrullen. Sus voces dulces no causarán ningún temor a los personajes de las canciones y ellos no tendrán que tomarse sus roles tan en serio.
El elefante, la gallina, el ratón, la papa Renata y todos los que habían asistido se miraron entre ellos, lo conversaron durante unos minutos y aceptaron el trato. Solo el caso del gato malvado se puso en discusión aparte y dicen que está siendo tratado hasta ahora.
Por lo demás, los personajes volvieron a protagonizar las historias de las canciones y a reanudar la paz en la industria musical. ¿Y el niño? El niño hizo de esta historia una canción. Una canción que solo escucha cantar de la voz de su mamá.
Muy bonito y dulce relató que reúne de manera muy ingeniosa varias canciones populares. Un saludo!
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Aiiii me ha encantado! Qué bonito ❤️😍
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Me encantaaaaaa! Si continuamente están haciendo remakes de las pelis, por qué no darle la «vuelta» a los cuentos o canciones de siempre? Muy divertido!
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¡Me encanto! Sinceramente, es genial. Me gusto la otra alternativa que tiene esta famosa cancion. ¡Y cuantos recuerdos! Tengo que decirte que me sacaste una sonrisa. Cuando era pequeña la vivia cantando jaja pero me gusto muchisimo este «nuevo» final. Adorable!
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Original y divertido, me ha parecido muy bueno
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Me ha hecho mucha gracia tu texto. Una alternativa a los cuentos muy original. ¡Un beso!
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Me encantó, muy , pero muy bueno!!!!
Abrazotes!!!
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No he podido evitar reirme con este texto, ¿lo has escrito tú? Hubiera actuado igual que el elefante, arriesgar la vida tan a lo tonto…como que no jajajaja
Bss.
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¡Que recuerdos! Me he teletransportado a mi infancia por unos momentos… un saludo!
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BONITA E INGENIOSA HISTORIA,!!!! YO DEBO TENER LA VOZ MELODIOSA O AL MENOS EL ELEFANTE NO SE ME QUEJA, BESOS
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No he crecido…me encantan las canciones, cuentos e historias protagonizadas por animales…
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